Itza habla de su experiencia en una radio que se hace desde un psiquiátrico, y la importancia de ese medio como medio de expresión. El hospital tiene las puertas abiertas al barrio y a la comunidad. La radio está destinada a todo el barrio.
Radio Vilardevoz comenzó a funcionar en noviembre de 1997 y fruto del esfuerzo colectivo sigue funcionando hasta la fecha.
El mismo se sostiene sobre tres pilares fundamentales: la Participación, la Comunicación y la Salud mental.
Cabe señalar que Vilardevoz es un proyecto en constante producción y rediseño apoyándose en los propios espacios de discusión y análisis que existen, tanto a nivel del equipo técnico como del colectivo en general, que se reúne para la discusión permanente de los tópicos principales.
La importancia de la participación es clave, constituye la dimensión política del proyecto, ya que en este pilar estamos considerando todo lo concerniente a la producción de autonomía, la construcción de ciudadanía y responsabilidad social, el desarrollo de la solidaridad y la capacidad de transformación del entorno por parte de los participantes. Pero sobretodo, la propuesta del modelo democrático como forma de organización de un proyecto de intervención social-comunitaria.
El desarrollo comunicacional tiene que ver con la proyección social del proyecto, o más bien de las producciones de la experiencia, constituye la dimensión estética y es el eje que resulta fundamental para el alcance de la inclusión social, el combate a la discriminación como forma de producción de la locura, el desarrollo de las potencialidades y la creatividad, y la adquisición de hábitos de trabajo y responsabilidad con la tarea y compromiso personal y social a través de una propuesta de comunicación.
Finalmente, la dimensión de la salud constituye el tercer tópico, en el que Vilardevoz desarrolla toda el área de la producción de subjetividad, del sujeto autónomo. Tiene que ver con la capacidad de crítica y transformación de sí mismo, el incremento de los lazos de solidaridad a partir de una experiencia de aprendizaje de aceptación de lo diverso, de compromiso con la tarea y con el proceso personal. Implica la dimensión ética, la redimensión de la relación técnico-paciente, la producción de una “clínica del encuentro”, signada por la potenciación de lo colectivo como vía de acceso a la salud.
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